El
23-S o el miedo a perder
ANTONIO FÉLIX Sevilla
Apenas si se han desatado
las primeras hostilidades, y ya se puede advertir el clima de tensión que
envuelve la pugna por el poder en el Betis. En estado embrionario aún la
batalla, éstas son las certezas e incertidumbres que la rodean.
¿Habrá
Junta el 23 de septiembre?
Apuesten a que no. El lunes
a primera hora, el consejo del Betis debatirá si desconvoca la asamblea que él
mismo requirió para elegir un nuevo gobierno.
Durante las últimas semanas,
tanto por iniciativa ajena como por solicitud propia, los directivos han
recabado diferentes informes sobre la legimitidad y conveniencia de dicha cita.
Respecto a lo primero, son ya varias partes las que han anunciado que
impugnarán los acuerdos de esa asamblea, con argumentos que hacen dudar al
club. Sobra reseñar el esperpento que supondría una Junta, con todo el follón
que va a acarrear, que luego no sirviera de nada. Hay miedo al ridículo. Y, por
supuesto, hay miedo a perder. La actual directiva, en este sentido, juega en
casa y será la que marque los tiempos. Si la candidatura de Haro y Catalán,
mimada por el consejo, no logra los márgenes suficientes para triunfar sobre la
de Castaño y/o Lopera, no se correrán riesgos. Dado que fue el propio consejo,
y no un accionista con más del 5% o algún mandato judicial, quien convocó la
asamblea, también es él el capacitado para desconvocarla, aludiendo al interés
general del club. Aún faltan sus últimos debates al respecto, pero todos los
signos apuntan a que no habrá Junta extraordinaria el 23-S, y que habrá que
esperar a la ordinaria de finales de año.
¿Van
de la mano Castaño y Lopera?
Pese a que el primero lo ha
dado públicamente como un hecho, lo cierto es que, a día de hoy, la respuesta
es no. «Lopera tiene sus propios problemas», dicen desde su entorno. En
privado, a la hora de captar adeptos, el propio Castaño ha reconocido las
distancias. Repudiado por el resto de grupos por su pasado como ariete del
loperismo, no lograr el apoyo de su antiguo jefe dejaría como una figura muy
secundaria al abogado, que posee el 4,1% del accionariado. En cualquier caso,
no es descartable un pacto según discurran los acontecimientos.
En caso de unión, ¿sería
Castaño independiente de Lopera?
Así lo proclamó el abogado, pero eso sólo
se puede entender como un chiste. Si por algo se ha caracterizado la carrera de
Castaño en el Betis ha sido por su subyugación sin rechistar a Lopera, que
alcanzó cotas pintorescas. Tras una entrevista en la que proclamaba su
aspiración a ser presidente, Lopera lo ascendió a presidente... del filial.
Curiosamente, desaparecer de la primera línea del club favorecería a Castaño de
cara a los tribunales, al no implicarle de primera mano en los desfalcos al
Betis, como sucedería con compañeros que sí alcanzaron la presidencia como
Rodríguez-Sacristán y Pepe León, amén del vicepresidente Ángel Martín, todos
con serios problemas hoy ante la Justicia.
¿Qué
fuerza tiene la candidatura de los exdirectivos Haro y López Catalán?
De momento poca, ya
creciente y, depende de su astucia negociadora, tal vez suficiente. Sin ningún
protagonismo en el largo y durísimo proceso contra Lopera y sus adláteres,
ambos cobraron legitimidad comprando un buen número de acciones (5,5%) y
entrando en un consejo de perfil bajo pero que, este último año, ha
desarrollado iniciativas interesantes. Acaban de dimitir para volcarse en su
candidatura, donde pretenden aglutinar sensibilidades, que en el superatomizado
accionariado bético son casi infinitas. De su habilidad y cintura negociadora
depende tener éxito. No han comenzado mal, poniendo de su parte a algunas de
las figuras más importantes de los grupos opositores a Lopera, capaces de
captar importantes paquetes de acciones.
¿Qué
pinta Oliver en todo esto?
De momento, sólo le
asiste el derecho al pataleo, toda vez que los tribunales otorgaron a Lopera la
propiedad del paquete no intervenido (un 20% del 51) y que el Betis le haya
denegado su inscripción en la Junta. El problema es que, en su momento, el
antiguo presidente Rodríguez-Sacristán inscribió en el libro de registro del
club la trasmisión de las acciones de Lopera a Oliver (Bitton Sport), y desde
entonces no ha habido ninguna rectificación de esa inscripción, a pesar de que
los tribunales siguen considerando indiciariamente «ficticia» tal compraventa.
La consecuencia es que si Oliver impugna los acuerdos de la Junta en un
tribunal, tal y como tiene pensado, habría serias opciones de que su recurso
prosperase, según se teme el propio Betis.
¿Cómo
pueden influir las próximas sentencias de los tribunales?
Está al caer la del concurso
de acreedores, que si declara culpable a la última directiva provocaría su
inhabilitación para ejercer de administrador de una sociedad. Uno de los
procesados es Castaño, con lo que su aspiración de ser presidente del Betis
quedaría zanjada.
FUENTE: DIARIO EL MUNDO
http://www.elmundo.es/andalucia/2015/09/06/55ec1cdee2704e6f458b4571.html
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