No podemos presumir de grandes cosas en la ATBM, pero en lo concerniente al respeto y al trato que dispensamos tanto a nuestros béticos mayores, como a los pequeños, creo que nadie nos gana. Ahí tenemos al pequeño Jorge Aguilera junto a sus ídolos en la puerta del Villamarín. La continuidad de la Tertulia está garantizada por los siglos de los siglos; no sabemos si otras entidades correrán la misma suerte.