Juan Reyes en el atril. Galardonados Solidarios Once Andalucía 2014 |
Nuestro querido amigo Juan Reyes, director de la Fundación Secretariado Gitano, a la sazón secretario de la Tertulia Bética de Marchena, ha tenido la gentileza de enviarnos un resumen de su discurso en la entrega de premios Solidarios Once Andalucía 2014.
Solidaridad, Paz,
Justicia, dignidad, amor, respeto, son postulados necesarios para el desarrollo
del ser humano, pero estos principios no deberían de ser solo palabras. Hoy
toca hablar de solidaridad, creo que es, quizás, el valor más importante
de una sociedad, y si hay algún pueblo que entiende y ha practicado la
solidaridad a lo largo de su milenaria historia, ese es, sin duda el pueblo
gitano. Gracias a ese valor, después de las más 200 leyes antigitanas dictadas
en España desde 1499, todavía seguimos siendo, a pesar de ello, gitanos…..
Últimamente a nuestro
juicio el concepto de solidaridad anda desvirtuado, lo que una persona puede
hacer por otra a veces se confunde según la posición de cada una de ellas, la
solidaridad entre iguales es la verdadera solidaridad, tú me das, yo te doy, la
solidaridad ejercida sobre la supremacía no es solidaridad sino
asistencialismo.
Hoy para ser solidario
parece que vale todo, en el mundial de futbol los balones se convierten en
alimentos si los compras, si consumes cualquier bien de la economía de libre
mercado se traduce en que parte de lo que gastas se invierte en solidaridad,
todo ello mientras vemos como aumentan los beneficios de las grandes compañías
poniendo en práctica su particular visión de la solidaridad.
La solidaridad en
un estado social, democrático y de derecho, no puede dejarse exclusivamente en
manos de la ciudadanía que en base a su buena fe intente buscar equilibrios
entre los recursos existentes y las necesidades de las personas. El estado del
siglo XXI tiene un papel fundamental en la redistribución equitativa de la
riqueza y debe poner al servicio de los más vulnerables todo aquello que es
indispensable para una vida digna y que la economía de libre mercado por sí
sola no garantiza.
El estado no debe
ejercer la solidaridad de manera subsidiaria delegando la responsabilidad a
organizaciones que atienden como mejor pueden a personas que hacen colas para
obtener una bolsa de arroz, dos cartones de leche, un paquete de macarrones y
una botella de aceite. Es hora de dignificar la pobreza y toda persona
debería tener una renta básica en ausencia de otros recursos que le permita
comprar su cesta de bienes básicos como lo hace el resto de la ciudadanía que
tiene posibilidades para hacerlo.
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